domingo, 17 de noviembre de 2013

¡Que siga la función!



Todos hemos nacido cercados por un halo de ambivalencia , desde cuyo interior nos alimentamos de sombras y esperanzas ciegas ; por las paredes de un circo en el que estamos obligados a actuar e invertir nuestro tiempo en convencernos de que nuestros movimientos son naturales , espontáneos y no dictados por una corriente que nos arrastra hasta dejarnos jadeando en la orilla de la incomprensión.

Somos payasos sin pintura que se ríen del mundo, mientras el mundo se burla de ellos , aferrados a sentimientos cambiantes e ilusiones efímeras .

Somos objeto del hoy y prisioneros insomnes de ese sueño eterno que se nos antoja el mañana.

Sin embargo, incluso tras perdernos innumerables veces en el camino de vuelta a casa, corremos una y otra vez el peligro de caer , movidos por la necesidad de encontrar a esos que se quedarán sentados a nuestro lado atisbando como los demás pasan por nuestras vidas : gritándonos,queriéndonos, enseñándonos..Pero sin llegar a quedarse nunca.


Esa es la razón por la que a pesar de que no hay nadie que sea imprescindible en el mundo , saber que hay alguien para quien lo somos nos hace sentirnos como mínimo inmortales.